La Administración de Educación Pública (ANEP) realizó una actividad central en el “Día de recordación de los mártires armenios”, con una disertación a cargo del docente de Historia Andrés Vartabedian. El encuentro permitió ahondar en las consecuencias del genocidio armenio, que a 108 años de su inicio continúan latentes.
Siendo nuestro país pionero en el reconocimiento del genocidio armenio, la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) considera de particular importancia articular esfuerzos con el cometido de otorgar mayor visibilidad a la difusión de la historia armenia.
La oratoria estuvo a cargo del docente de Historia Andrés Vartabedian, especializado en Estudios sobre Genocidio y Derechos Humanos en la división del Instituto Zoryan (Toronto, Canadá), y en Yad Vashem, la Escuela Internacional para el Estudio del Holocausto (Jerusalén, Israel).
El refugio de lo intolerable
Vartabedian reflexionó que a 108 años del inicio del genocidio armenio “lamentablemente el horror y el dolor de lo atroz siguen siendo los mismos. La negación del crimen y la usurpación del duelo y la memoria que ello provoca, también. Esto no ha cambiado. Por ello es tan importante estar reunidos hoy y continuar recordando”.
“Hoy vengo a hablar de hechos históricos, con lo que tiene de racionalidad la construcción de un relato de esa índole. Debo decir en tal sentido que desde mi propia racionalidad esto es muy difícil. No por no saber que hechos como los que nos convocan se han sucedido incansablemente a lo largo de la historia, no por no poder o no saber estudiar los factores que se ponen en juego a la hora de intentar entenderlos al menos racionalmente, sino justamente por saberlo, porque tal vez cuesta mucho soportar la carga que significa saber que hemos sido capaces de soportar tanto dolor y sufrimiento”, expresó.
Para el especialista, la mayor parte de la historia armenia “es una historia de dominación de sus territorios ancestrales y su gente, por parte de diversos poderes con diferentes períodos de duración”.
Vartabedian se refirió al surgimiento en nuestra época contemporánea de un factor moderno de identidad, “un rasgo que ha tomado a la armenidad en su conjunto y en los últimos 100 años se ha transformado en el factor de identidad armenia en el mundo: el genocidio. El que lamentablemente muchas veces hace perder de vista toda la riqueza milenaria que posee la cultura armenia. Y cuando menciono al genocidio como un factor de identidad muy importante, no solo lo refiero a partir del trauma colectivo que genera toda atrocidad de tal magnitud en los pueblos víctimas de ella, sino también a partir del reclamo centenario de justicia que de él se derivó y la lucha por su reconocimiento”.
Como descendiente de armenios que vivieron el genocidio recordó: "mis abuelos nunca lo llamaron genocidio. La palabra no existía siquiera cuando ellos sufrieron lo atroz. ‘La guerra’, le decía mi abuela, confundiéndose con el contexto en que se desarrolló. ¿Qué guerra? Si nunca tuvieron la posibilidad de defenderse”.
“Mi abuelo casi no habló de ello en el dichoso período en que coincidimos. Mi abuela repetía siempre las mismas historias. ¿Por qué mi abuelo no me contaba? Él también había sufrido. A medida que fui creciendo e incorporando otras herramientas de análisis, fui entendiendo más. El refugio de lo intolerable -en palabras de Marcelo Viñar- para algunos es el silencio”.
Vartabedian destacó que a partir de su educación tuvo la posibilidad de aprender “la palabra que nombra algo atroz, me intentó explicar los por qué, también aprendí que nunca hay uno solo, me brindó la conmemoración como un lugar muy importante del recuerdo, me dio fechas y nombres. Un millón y medio de seres humanos asesinados, caravanas interminables de personas hambrientas, sedientas y en harapos, madres ultrajadas que a su vez presenciaban cómo violaban, robaban o vendían a sus hijos e hijas, personas mutiladas y asesinadas, vejámenes de todo tipo. ¿Para qué seguir?”.
“Leo, me informo, estudio. No deja de doler. Esto no me preocupa. Hannah Arendt ya lo estableció: la comprensión no significa negar la atrocidad, deducir de precedentes que no los tienen o explicar fenómenos por analogías y generalidades tales que ya no se sienta ni el impacto de la realidad, ni el choque de la experiencia. Significa más bien examinar y soportar concientemente la carga que los acontecimientos han colocado sobre nosotros. Ni negar su existencia, ni someterse mansamente a su peso como si todo lo que realmente ha sucedido no pudiera haber sucedido de otra manera”, concluyó.
Interpretación del presente
Durante la apertura, el presidente de la ANEP, Robert Silva, manifestó su beneplácito de que "la educación siga trabajando el tema, lo recuerde en sus aulas en todos los niveles educativos para entenderlo, proyectarse y trabajar desde la perspectiva que corresponda para que estas cosas no vuelvan a suceder".
Además, señaló que “para nosotros también es importante estar juntos los 5 integrantes de Codicen demostrando que hay temas que nos unen más allá de las diferencias, y que tenemos que seguir trabajando por una educación de calidad que atienda los desafíos de una sociedad en permanente cambio”.
Silva destacó el trabajo conjunto y articulado con la comunidad armenia, y recordó la reciente presentación del libro para la enseñanza del armenio en centros educativos.
Por último anunció que “seguiremos proyectándonos a nivel internacional con comunidades armenias de otros países a partir de la estrategia de enseñanza del español, unidos como comunidades hermanas que somos”.
El consejero Julián Mazzoni, quien tuvo la iniciativa de ofrecer esta charla, agradeció al Consejo Directivo Central “en el sentido que se trata de una iniciativa unánime. Es importante en este momento, donde hay debates profundos sobre el tema educativo y que se sabe que podemos tener diferencias entre los integrantes del Codicen, destacar que hay algunas políticas que compartimos plenamente, y ese es un buen mensaje en este momento”.
Asimismo, hizo énfasis en que el Estado uruguayo mantiene desde hace más de 6 décadas una política respecto del genocidio armenio, “y nosotros como responsables de la ANEP trasladamos al país, y particularmente a los alumnos, una visión de esta situación histórica y, como todos sabemos, se enseña Historia para poder interpretar el presente y para que estos hechos no se repitan”.
Por último, destacó que durante este día de recordación, los diferentes centros educativos dependientes de ANEP pueden realizar actividades vinculadas a esta fecha. “Pensamos y lo conversamos con el presidente que este es el puntapié inicial para poder trabajar mejor en los próximos años este tema, porque el objetivo principal es que se trabaje el tema en cada ámbito educativo”.